lunes, 10 de agosto de 2009

la revolucion cubana




Pensamiento revolucionario del siglo XIX: PRC [editar]
Luego de las tendencias reformistas y autonomistas de notables pensadores criollos, como José de la Luz y Caballero y Félix Varela (quienes posteriormente derivaron sus ideas hacia el independentismo) y sus marcados fracasos como enviados hacia las Cortes españolas, los pensadores más progresistas del siglo XIX llegaron a la conclusión de que sólo la independencia de Cuba podría reivindicar a su población. A pesar de las advertencias de autonomistas cubanos (Rafael Montoro; Domingo del Monte) y de políticos y militares españoles como Práxedes Mateo Sagasta y Arsenio Martínez Campos, de la utilidad del status de Autonomía para Cuba, en aras de no perderla totalmente, el gobierno de Cánovas llevó a cabo una política empecinada y burocrática de extorsión y extremismo para con la isla caribeña.
Luego de la fracasada Guerra de los Diez Años (1867-78), el pensamiento revolucionario cubano tomó una forma más acabada, con un sostén filosófico, ideológico y social mucho más profundo con el pensamiento y la acción organizativa de José Martí quien dedicó prácticamente toda su vida adulta a la lucha por la independencia. Martí creó el Partido Revolucionario Cubano (PRC) en Nueva York con el motivo de reunir cubanos con las mismas ideas y veteranos de la Guerra de los Diez Años. Tras muchos conflictos e intentos fallidos, finalmente se logró que comenzara la "Guerra Necesaria" como Martí llamó a la Guerra de Independencia de 1895-98. En 1898, ante un poder español cada vez más acosado en unos pocos núcleos urbanos, con la guerra francamente a favor del triunfo de los insurrectos, los Estados Unidos, con Mono McKinley como presidente, ordenan la intervención armada en el conflicto, indudablemente acelerando la total derrota de España en la guerra. Martí, quien había advertido con tiempo del peligro que entrañaban los Estados Unidos para Cuba y el resto de América Latina , había caído en combate el 19 de mayo de 1895. El 7 de diciembre de 1896 había caído también el Lugarteniente General Antonio Maceo, el otro dirigente y guerrero revolucionario. El General en Jefe Máximo Gómez, indiscutible líder militar de la Revolución de 1895, no se sentía autorizado, por su condición de dominicano, para dirigir los destinos de Cuba e impedir lo que estaba sucediendo ante sus ojos

Antecedentes latinoamericanos [editar]
Los antecedentes generales de los movimientos revolucionarios latinoamericanos remontan a la Revolución de Octubre en Rusia a raíz de la cual se crearon numerosos partidos de ideología socialista y comunista en todo el subcontinente. En Argentina se desarrolló la corriente del "socialismo espiritual", entre cuyos ideólogos se destacó el sociólogo y psicólogo social José Ingenieros. Sin embargo, las primeras influencias idelógicas de Castro llegaron a través de su educación en un colegio de jesuítas mayoritariamente españoles a través de los escritos de José Antonio Primo de Rivera y otras obras sobre el falangismo. Su guía espiritual en Belén ha contado cuántas veces cantaron juntos con fervor el himno falangista "Cara al Sol", según narrará el jesuita español Armando Llorente, que fue profesor y mentor de Fidel Castro en el colegio Belén de La Habana. Años más tarde (1958) ante la interpelación del padre Llorente sobre si la revolución en marcha era de carácter comunista o humanista, Fidel Castro exclamó: "Padre, de dónde voy a sacar el comunismo si mi padre es más franquista que usted!", recordó al jesuita.
El antecedente más inmediato de la Revolución Cubana se encuentra en lo que se denomina los Diez años de primavera (1944-1954) de Guatemala y en el gobierno de Perón en Argentina.
En 1944, un movimiento estudiantil encuadrado en el amplio movimiento de la Reforma Universitaria latinoamericana, derrocó al dictador Ubico e impuso un sistema democrático por primera vez en la historia guatemalteca, resultando electo presidente Juan José Arévalo. Arévalo, un educador formado en la Argentina que se adhería a una ideología que él denominaba "socialismo espiritual", inició una serie de reformas políticas y sociales. Su sucesor (elegido en 1951), el coronel Jacobo Arbenz, profundizó tales medidas y en 1952 inició un importante proceso de reforma agraria, que afectó seriamente los intereses de la empresa estadounidense United Fruit, que tenía sólidos lazos con la administración del presidente Eisenhower. Sosteniendo que se trataba de un gobierno comunista, Estados Unidos comenzó a operar entonces para desestabilizar al gobierno de Arbenz, culminando en un golpe de Estado al mando del Coronel Carlos Castillo de Armas. También tuvo una fuerte influencia en el pensar latinoamericano el gobierno populista de Juan Domingo Perón en Argentina, derrocado por un golpe militar.De hecho Castro estaba en Bogotá en 1948 promocionando un encuentro estudiantil peronista cuando participó en el llamado "bogotazo" a la muerte de Gaitán. La caída de los gobiernos de Jacobo Arbenz y Juan Domingo Perón llevó a amplios sectores nacionalistas de América Latina a abandonar la «vía democrática» para realizar reformas sociales y exacerbar los sentimientos contrarios al llamado imperialismo norteamericano. El antiimperialismo, una ideología con antiguas raíces en América, se convirtió entonces en una posición política generalizada en las fuerzas políticas de la izquierda latinoamericanas, con fuerte influencia y financiamiento de la URSS.

Partido Comunista de Cuba [editar]
El triunfo de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia, la difusión de los ideales socialistas y socialdemócratas europeos y latinoamericanos, llevaron a la creación del primer Partido Comunista de Cuba, fundado inicialmente por Carlos Baliño (quien fuera fundador del PRC y conocido de Martí) y Julio Antonio Mella(sobrino-nieto de Matias Ramon Mella, padre de la patria dominicana) en 1925. Mella fue un gran organizador, dirigente universitario, notable sindicalista y hombre de acción obrera, que dirigió numerosas manifestaciones (tanto escritas como en la calle) de protesta y condena a los gobiernos de turno. Luego de exiliarse en 1926, continuó su actividad luchadora en México, donde alcanzó rango continental por sus ideas claras con respecto al orden de las acciones para llevar a cabo una lucha política exitosa. En 1929 era asesinado misteriosamente en México, aún se debate si su asesinato fue ordenado por Machado o por Stalin. Cínicamente, el mismo Machado participó en su entierro, donde dio condolencias y habló irónicamente de que "...era una buena persona, pero comunista", lo que le valió el calificativo de "asno con garras" que le adjudicó el líder obrero y poeta Rubén Martínez Villena.
Después de la muerte de Mella, la Revolución del 30 dirigida por el agonizante Martínez Villena, barrió con la dictadura de Machado, pero la toma del poder por parte de la clase obrera no llegó a producirse. Después de un período que fue llamado "efebocracia" y mangoneo" por Raúl Roa García (más tarde primer Canciller de la Revolución Cubana y por muchos años activo anticomunista), y de algunos presidentes cuyos nombres han sido prácticamente olvidados por el pueblo cubano, llegó al poder la Pentarquía, seguida después por el Triunvirato del Gobierno de los Cien Días, en el que alternaron fuerzas tres tendencias diferentes: el antimperialismo consecuente, revolucionario y popular de Antonio Guiteras Holmes, la politiquería dubitativa e inconsecuente de Ramón Grau San Martín y la oposición sorda pero amenazadora de Fulgencio Batista, quien había sido aupado al poder tras la castrense "Revolución de los Sargentos" por el ABC, partido de tendencia fascista que expresaba a los sectores más reaccionarios de la burguesía cubana. Batista además estaba en contacto permanente con la Embajada norteamericana, dirigida por un verdadero procónsul, el célebre Jeffryson Caffery, quien fuera secamente llamado por Guiteras a limitarse a sus funciones diplomáticas.
Guiteras, quizás el revolucionario cubano más consecuente de la década de 1930, era enemigo acérrimo del Partido Comunista de Cuba de esos años, cuyo hombre más notable era entonces Juan Marinello, excelente literato y organizador sindical, pero apologista de la organización stalinista de la Unión Soviética, con lo cual Guiteras estaba en pleno desacuerdo. No obstante, en su intensísima actividad como Secretario de Gobernación, legalizó su actividad y tuvo varios encuentros violentos con Batista por la represión a que fueron sometidos más de una vez.
Batista, además de reprimir las manifestaciones y huelgas obreras de todo ese período, a la postre logró el asesinato de Guiteras en Matanzas (junto a Carlos Aponte), cuando éste intentaba exiliarse para organizar la insurrección desde el exterior.
Después de un breve período aparentemente constitucional (la nueva Constitución de 1940 era una de las más avanzadas del mundo, de haberse aplicado consecuentemente), favorecido por la política del Buen vecino estimulada por el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, Batista, ante la radicalización de los nuevos revolucionarios y su evidente impopularidad ante otros candidatos presidenciales, se aseguró el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos antes de tomar una acción más radical.

Origen político inmediato de la Revolución Cubana [editar]
El 10 de marzo de 1952 un golpe de Estado dirigido por Fulgencio Batista derrocó fácilmente y sin resistencia al presidente electo Carlos Prío Socarrás, del Partido Auténtico, en un marco internacional que transitaba los primeros momentos de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Inmediatamente se suspendieron las garantías constitucionales y se instauró una fuerte dictadura militar. Dos años después se celebrarían unas amañadas elecciones para la presidencia, cuyos resultados se sabían de antemano. El argumento de Batista fue el de luchar contra la corrupción y el gansterismo, pero en realidad fue para tomar el poder y enriquecerse particularmente él y sus allegados.
La continuación del escandaloso nivel de corrupción que caracterizó el periodo republicano , el enriquecimiento de una oligarquía cada vez más reducida, que llegó a afectar notablemente a la incipiente clase media cubana, llevaron a la conformación de una oposición generalizada, partidaria de la insurrección para desalojar del poder a Batista.[1] Con esa oposición se identificaron numerosos partidos políticos, los sindicatos, el movimiento estudiantil, e incluso sectores del empresariado . Durante los dos primeros años (1952-54) incluso los Estados Unidos tomaron una posición de aparente censura a la violencia dictatorial de Batista, limitando los suministros militares. El mismo presidente depuesto, Carlos Prío Socarrás, un político que nunca se expuso al peligro de una acción concreta, expresaba ese clima revolucionario diciendo: «triunfaré por cualquier medio, incluso el más extremo».[2]

Bandera del Movimiento 26 de Julio creado en 1955 por un grupo de nacionalistas cubanos entre los que se destacaba Fidel Castro.
En esas condiciones, un grupo de jóvenes se desligó del cuerpo principal del Partido del Pueblo Cubano (Partido Ortodoxo) (muy popular y considerado virtual ganador en las elecciones de 1952 impedidas por el golpe de Batista) , identificados del resto por su decisión de tomar la lucha armada si era necesario para derrocar el régimen batistiano. Este grupo de jóvenes, que se autotitularon la "Generación del Centenario" por coincidir con el centenario del nacimiento de José Martí en 1853, se organizaron militarmente y liderados por Fidel Castro, el 26 de julio de 1953 intentaron tomar el Cuartel Moncada ubicado en Santiago de Cuba, y el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, fracasando en el intento y sufriendo decenas de muertos. El gobierno militar respondió con una severa acción represiva que llevó a la detención y enjuiciamiento público de Fidel Castro y otros atacantes. Castro, por entonces era un abogado de ideas nacionalistas, y aparentemente muy en desacuerdo con todo lo que significara comunismo representado entonces por el Partido Socialista Popular o PSP. No obstante, Fidel Castro tenía amigos comunistas (Alfredo Guevara) y su propio hermano, Raúl, era miembro de la Juventud Socialista. Castro había sido miembro de varias pandillas gangteriles en la Universidad y era admirador del líder del Partido Ortodoxo, Eduardo Chibás, un nacionalista de ideas decididamente democráticas y anticomunistas. Por cierto que Chibás siempre demostró marcado desprecio por Castro al cual consideraba un oportunista peligroso. Andersen, Jan (2006). Che Guevara: una vida revolucionaria. Barcelona:Anagrama; págs. 174-178 Fidel, al borde de una evidente condena, aprovechó el juicio público para denunciar la dictadura de Batista. Su célebre autodefensa y sus duros alegatos públicos, que obligaron a los jueces a excluirlo del juicio, fueron recogidos en notas por asistentes al juicio, y compilados posteriormente en un volumen conocido como La historia me absolverá, tomado de las palabras de Hitler cuando el Juicio en Munich, que fue impreso por primera vez en la más absoluta clandestinidad. Este manifiesto lo transformó en una figura nacional y símbolo de la resistencia contra Batista.
Tras 22 meses de prisión en la Isla de Pinos, ante la creciente presión popular e internacional y varias intentonas insurreccionales, Castro y sus compañeros fueron amnistiados por Batista en 1955. Pocos días después fundó en la clandestinidad el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) una organización cuyo fin era derrocar a Batista y que tenía una ideología de progreso y grandes cambios antiimperialista-democrática fundada en las ideas de José Martí.
Por aquel entonces, a poco de iniciada la Guerra Fría y como herencia del Macartismo se generalizó en América Latina la acusación de «comunismo» como táctica para desprestigiar y reprimir los movimientos democráticos y sociales. Juan José Arévalo alertaría sobre este mecanismo en su libro AntiKomunismo en América Latina (1959).[3]
El 7 de julio Fidel Castro se dirigió a México para preparar un grupo guerrillero con el cual volver a Cuba y comenzar la lucha armada.
En el exilio, Castro estableció contactos y acuerdos con otras fuerzas favorables a la lucha armada para derrocar al dictador, de las más variadas ideologías como el Directorio Revolucionario de José Antonio Echeverría, integrado por estudiantes de la Universidad de La Habana, el ex presidente Carlos Prío Socarrás del Partido Auténtico, y Acción Nacional Revolucionaria (ANR), liderado por Frank País. Incluso un sector de la CIA (Agencia Central de Inteligencia Americana), apoyaba la lucha armada contra Batista y llegó a financiar, a través de Carlos Prío, el inicio de la guerrilla que estaba preparando Fidel Castro.[4]

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